sábado, 30 de enero de 2010
Con el alma vestida
En la soledad de los que esperan sin esperanza,
He empezado mi mudanza de alma y corazón.
A otro yo no tan sensible, ni tan iluso como era el anterior,
Y como un caracol, cambio de caparazón.
Y empieza el desafío de vivir sintiendo frío,
En esta nueva soledad de los que mueren vivos.
Y camino con los zapatos humedecidos aún,
Por aquel charco en la vereda que no supe saltar.
Entre la elegancia de las apariencias yo me hundo,
En mi más profundo autoengaño.
Rezando para que los años me acostumbren a vivir,
Sin soñar en el regreso a mi yo verdadero.
Y aún te espero, y aún te sueño como buena idiota.
Aunque nadie crea que sea un ser con sentimientos,
Pues supe interpretar con perfección mi cruela de vil.
Y ya vez, no hay vuelta atrás, no hay solución.
Entendí como buena solitaria en la estación,
Que nunca pensaste en regresar, y que es inútil
Cambiar de coraza una vez más, y volver
A la que solía ser en aquellos tiempos.
Y entonces me quedo así, con el alma vestida,
Sin vivir, sin sentir, sin pensar, sin soñar.
Y permanezco aquí, hasta que el músculo deje de latir
Liberándome entonces, de mi propia atadura.
30/01/2010
Annie
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